Los cigarrillos se fabrican con las hojas del tabaco (Nicotiana tabacum), planta originaria de América. Al encender un cigarrillo, se produce la combustión incompleta del tabaco y se libera humo a la atmósfera. Los componentes del humo del cigarrillo son los siguientes:
a) Monóxido de carbono (CO). gas altamente tóxico que, al unirse a la hemoglobina, forma carboxihemoglobina; como consecuencia de esta unión, llega mucho menos oxìgeno a las células, con lo que el metabolismo celular es deficiente y las personas se sienten cansadas y “embotadas”;
b) Cianuro de hidrógeno y amoniaco, dos gases irritantes que destruyen las cilias que recubren las vías respiratorias, impidiendo que, con su movimiento, se eliminen los gérmenes que ingresan con el aire;
c) Benzopirenos, sustancias químicas orgánicas cancerígenas.
El componente activo del tabaco, que genera dependencia, es la nicotina. La nicotina, que pertenece al grupo de sustancias químicas orgánicas denominadas alcaloides, es la sustancia responsable de la adicción al cigarrillo y es sumamente tóxica (incluso, se la puede usar como plaguicida). Si se inyectara a un hombre la cantidad de nicotina que contiene un paquete de cigarrillos, moriría.
Pero, como al fumar, las dosis de la nicotina son bajas, el hígado las metaboliza en otros compuestos de menor toxicidad. Como residuo de la combustión del tabaco se produce el alquitrán, una sustancia altamente cancerígena, como otros hidrocarburos. Se adosa a los alvéolos y los endurece, lo que dificulta el intercambio gaseoso y provoca la coloración grisácea de los pulmones del fumador.
El humo de la combustión del tabaco y de, papel de un cigarrillo sin fumar es más peligroso que el aspirado por el fumador; yo que contiene más monóxido de carbono, alquitrán, benzopireno, amoníaco y demás sustancias tóxicas.
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